Por lo expuesto, se desprende la necesidad de abordar del tema mas allá de los efectos psicotrópicos, ilegales y perseguidos. Una muestra clara de esto son los opiáceos quienes desarrollan la medicina alternativa. En Colombiana y Bolivia, han comenzado una cruzada para dar una “salida saludable “a la hoja de la coca fabricando pomadas para el reuma y la artritis, jabones, bebidas energéticas, galletas, etc. El mercado aunque es minoritario ha podido emplear a cientos de familias que antes no tenían ingresos formales, razón por la cual este hecho casi anecdótico ha sido muy cuestionado por otros criterios más restrictivos que aunque sean muy valederos al momento de opinar sobre su industrialización sigue siendo nada comparables con el dineral que genera la hoja convertida en droga y expuesta al narcotráfico. Lo mismo ocurre con la planta del cáñamo, de donde sale el cannabis, pero también otras muchas cosas, como alfombras o telas para confeccionar vestidos.
En cuanto al resto de drogas conocidas, una cosa es la cocaína, la marihuana o la heroína, y otra cosa los productos parecidos a los que derivan de esas plantas que pudieran tener indicaciones terapéuticas. En el caso de las plantas del opio hay muchísimas y fantásticas propiedades curativas, estas pueden utilizarse para reducir el dolor quirúrgico, edemas pulmonares, tuberculosis, tratamientos de desintoxicación, como es el caso de la metadona. De todos ellos, la morfina es el principal alcaloide (derivado) del opio. Es, según el doctor César Pascual, vicepresidente del Colegio Iberoamericano de Trastornos Adictivos y coautor del libro Dudas y Aclaraciones en Drogas de Síntesis (Ed. Ars Médica) “uno de los analgésicos de referencia”. La codeína, también. Es un calmante similar a la morfina, pero mucho menos potente y con pequeños efectos sedantes. Tiene menos riesgo de dependencia
La hoja de coca la utilizaban los incas en celebraciones religiosas y hoy, convertida en cocaína, es una de las drogas más dañinas y más consumidas por los españoles. Comparable al tabaco y a las bebidas alcohólicas, aunque éstas son legales. Como la mayoría de las drogas, en un principio la cocaína se empleó en medicina con fines terapéuticos por sus propiedades anestésicas, y más tarde para la desintoxicación de heroinómanos,
pero ese es otro cantar. “El resto de los efectos son tan negativos que por eso no se utiliza en los estudios médicos occidentales”.